El Valle del Jerte nos recibió en su mayor esplendor. La floración del cerezo es todo un espectáculo de la Naturaleza. El río Jerte corría transparente y gélido, con el recuerdo de la nevada de la semana anterior.

El viaje de más de cinco horas en autobús desde Córdoba merece la pena por lo que allí te espera.

El grupo, de treinta y cuatro personas, deseoso de disfrutar de este maravilloso enclave, inició con ganas la Ruta de los Pilones de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos. Se trata de una curiosa formación de grandes pozas o pilones de distintos tamaños, creados por las fuerzas erosivas del agua del río en la dura roca de granito. El sendero, sin ser de gran dificultad, obliga a estar bien equipado y preparado físicamente. La contemplación de los pilones y del entorno es otro premio que hace olvidar cualquier dificultad.

Cerezos en flor

Tras reponer fuerzas en un almuerzo campestre, el grupo inició el regreso hasta el centro de interpretación de la Reserva.

Allí nos esperaba nuestro autobús que, para aprovechar algo más la tarde, nos llevó hasta el Puerto de Tornavacas, límite de la Comunidad Autónoma de Extremadura con Castilla León. La carretera era sinuosa y complicada para circular con un autobús. Un tráfico infernal añadía más dificultad al ascenso. Parecía que todos los visitantes del Valle nos habíamos puesto de acuerdo para subir a la misma hora. Pero sabíamos que merecía la pena. En este punto las vistas eran excepcionales: hacia un lado teníamos una magnífica panorámica del Valle del Jerte, con todos los cerezos en flor asemejando una enorme nevada, con el pueblo de Tornavacas en primer plano, y hacia el otro lado teníamos la provincia de Ávila. Rematamos nuestra primera jornada con una cena de convivencia y con un merecido descanso en la Hospedería Valle del Jerte.

Plasencia monumental

En nuestro segundo día en tierras extremeñas nos esperaba otro plato fuerte. La visita a Plasencia fue de lo más ilustrativa y agradable. Nuestro guía, David Tierno, supo llevarnos con maestría por la histórica ciudad en un placentero paseo que rematamos con la visita a las dos catedrales de Plasencia: la Antigua o de ‘Santa María’ y la nueva, dedicada a la Asunción a los cielos de Nuestra Señora. Ambas, incompletas, forman el conjunto arquitectónico y artístico más relevante de la ciudad.

Habíamos comenzado la visita por la Plaza Mayor de Plasencia, en una mañana soleada y agradable. Allí, recibiendo nuestra primera clase de Historia por parte de David, contemplamos la fachada del Ayuntamiento, edificado en el S. XVI, siguiendo un estilo gótico renacentista.

En la torre del campanario se encuentra uno de los símbolos de la ciudad: El Abuelo Mayorga; al que tuvimos ocasión de ver dando las campanadas de las once de la mañana.

Abuelo Mayorga – Plasencia

Continuamos nuestro paseo hasta una de las puertas de la muralla de la ciudad: la Puerta de Berrozana, donde recibimos una nueva clase de historia mientras contemplábamos una buena parte de las murallas.

Muralla de Plasencia

Siguiendo con la visita, pasamos por la casa-palacio de los Marqueses de Mirabel, por el Antiguo Convento de San Vicente Ferrer, convertido en parador de Plasencia, Plaza de San Nicolás, Casa de las Dos Torres, Casa del Deán y Plaza de la Catedral. Aquí comenzamos la visita a la Catedral Vieja. En el interior pudimos ver un bonito claustro rectangular que da paso a la Capilla de San Pablo (románico – gótico), sobre la que se encuentra la conocida como Torre del Melón.

En la Catedral Vieja también está ubicado el Museo Catedralicio, que cuenta con una colección importante de pinturas, esculturas y elementos religiosos de los siglos XV al XVII.

La Catedral Nueva comenzó a construirse en 1498 y se finalizó en 1578. Tiene dos bellísimas fachadas renacentistas, de estilo plateresco. La fachada principal es obra de Juan de Álava (1558) y la fachada del Enlosado o de Siloé, más antigua, es obra de Diego de Siloé y es anterior a 1548.

Rematamos nuestra visita a Plasencia con un buen almuerzo y emprendimos el viaje de regreso para Córdoba.

Buen fin de semana de convivencia y de disfrute de la Naturaleza y de la Historia.

Agradecimientos:

A Alfonso, nuestro conductor, de la empresa Castillo de Jaén.

A David, nuestro guía en Plasencia, de www.guiarteplasencia.com.

A todo el grupo de Amigos del Real Jardín Botánico de Córdoba por la perfecta camaradería.

Autor: Juan Ramírez Sánchez